miércoles, 3 de febrero de 2016

Inversamente proporcionales

Hay veces que sentimos que la vida nos sobrepasa, sentimos que a todos les va genial menos a nosotros. Hay veces que nos gustaría haber empezado el año un mes más tarde, solo para ver si las cosas iban un poco mejor. Hay veces que queremos hacernos muy pequeños, microscópicos para terminar siendo invisibles, e irnos despacito, de puntillas sin que nadie se de cuenta; lo irónico es que a pesar de querer ser tan pequeños, por dentro llevamos el grito más grande y más potente ahogando nuestro cuerpo, y al final termina por no dejarnos respirar. Es imposible hacerse tan pequeño así que nos basta con coser nuestros labios y simplemente dejarnos ver invisibles. Ese grito se termina agarrando a la garganta en forma de nudo, y provoca millones de lágrimas, te lo terminas tragando y al final es mayor el dolor del estómago que el de garganta. Pero a veces, solo a veces, ese grito sale de ti con una fuerza descomunal, y eres capaz de redirigirlo en forma de optimismo, y te das cuenta de que aunque te sientas débil y frágil, eres fuerte, eres valiente y simplemente eres capaz de todo. Así que simplemente le sonríes al espejo, te recuerdas que después de la tormenta siempre llega la calma, que las cosas no son blancas o negras que a veces simplemente son grises, y que detrás de todas esas vidas afortunadas hay un corazón aún más destrozado que el tuyo. La felicidad es muy peligrosa, tiene un poder descomunal, ya que siempre te termina pasando factura, si eres feliz no dudes que dentro de poco dejaras de serlo. Así que ahora hazme un favor y sonríe, porque si estas triste, destrozado, con ganas de ser invisible, es porque antes has sido muy afortunado, has logrado ser feliz. Y es que el dolor es inversamente proporcional a la felicidad que has sentido y viceversa, así que no te preocupes que la felicidad no tardara en volver a llegar.

1 comentario:

  1. Muy bueno, tengo pensado escribir sobre esa felicidad transitoria, lo que sube baja y viceversa. Hoy estás en la cima, disfruta pero no te alegres demasiado, mañana estarás en el valle. Un beso

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